Con mucho entusiasmo y un gran sentido de responsabilidad, Agustín Rojo Montilla asumió recientemente la presidencia de la Asociación de Constructores de Puerto Rico (ACPR), institución con una sólida trayectoria de 73 años.
Rojo asume este cargo consciente de las altas expectativas de sus colegas y, más aún, de la necesidad vital de promover la industria y una visión de un Puerto Rico más abierto al desarrollo económico. Para el nuevo presidente, este puesto representa una oportunidad única para contribuir a una industria que le es familiar desde su nacimiento y que ha visto ser una fuente de oportunidades para quien esté dispuesto a laborar fuerte en ella y para el progreso de Puerto Rico en general.
Agustín Rojo lleva la construcción en la sangre, un legado familiar que ha marcado su vida desde niño. Creció entre historias de negocios y el comienzo y fin de proyectos que despertaron su curiosidad por la industria. Es el eco de dos generaciones previas lo que hoy guía su camino en el mundo del desarrollo y el reflejo del trabajo de sus socios actuales en VRM bajo la sabia guía de Joche Valdés, cofundador y “Chairman” actual de la empresa y el liderazgo de su hermano Rafa Rojo como presidente y CEO del grupo.
El abuelo de Rojo Montilla, Agustín Rojo Rigual, comenzó en el mundo de la construcción en La Habana, Cuba, con la edificación de pequeños conjuntos de tres casas y escalando hasta complejos de más de 200 viviendas. Las anécdotas de su abuelo sobre la creación de hogares en Cuba encendieron en él su curiosidad por la industria y recuerda con cariño esos fines de semana durante su infancia en la Isla, cuando su abuelo lo invitaba a las “maquinitas” que, aunque Agustín pensaba eran “arcades” o salas de juegos, su abuelo se refería a las máquinas de los proyectos de construcción y lo llevaba a pasear en ellas mientras adelantaban el movimiento de tierra en los proyectos. Los paseos de fin de semana se convirtieron en tradición, cuando con su papá, Agustín Rojo García, recorría potenciales fincas y terrenos los fines de semanas en búsqueda de la próxima oportunidad para desarrollar vivienda, en muchas ocasiones junto a Joche Valdés y su padrino, Miguel Ángel Martínez, quien también junto a Ceci Montilla, madre de Agustín, fungieron como cofundadores de VRM.
Durante los veranos de sus 15 a 17 años, se sumergía en los proyectos de construcción, una oportunidad que esperaba con ansias. Rememora especialmente aquellos primeros días laborales, en los que, curiosamente, vuelve a la maquinaria pesada, recuerdo de sus días de infancia junto a su abuelo. Ya no era un niño, sino un joven aprendiendo el oficio, trabajando específicamente con la maquinaria y teniendo la oportunidad de conocer más de cerca a figuras claves del equipo de VRM.
“Lo que más recuerdo es la oportunidad de trabajar directamente en el “field”. Es bonito ver cómo el personal de obra trabaja intensamente a diario, intercambiar historias y escuchar las de ellos, siempre fue algo especial. Eso fue algo muy valioso, ver la dedicación de ese trabajo y el orgullo de los empleados de la construcción en ver el producto final de su obra, vivienda para nuestra gente”, recuerda el presidente de la ACPR.
Después de terminar sus estudios universitarios, Rojo se adentró en el sector del financiamiento de bienes raíces con FEMBI Mortgage, y al mismo tiempo prosiguió con su formación académica, obteniendo unos años después su título en Derecho.
En el mundo del desarrollo y construcción, enfrentarse a lo desconocido es a menudo la chispa que enciende la innovación y el crecimiento. Para el desarrollador, uno de los desafíos más significativos en su carrera fue la expansión hacia un mercado completamente nuevo: República Dominicana. No fue una decisión tomada a la ligera, especialmente considerando las advertencias y reservas expresadas por aquellos que veían el mercado dominicano como complejo y desafiante.
Con la determinación de que la presencia y el compromiso personal eran esenciales para el éxito, el equipo de VRM decidió que no bastaba con una participación distante o simbólica en este nuevo entorno. “Decidimos que, si lo íbamos a hacer, íbamos a hacerlo ‘boots on the ground’, al 100% y no a ‘medio pocillo’. Uno de nosotros tenía que estar físicamente presente en RD, vivir allí, sumergirse en la cultura local entender el ambiente de negocios y construir relaciones genuinas con la comunidad y los socios comerciales. Ese desafío a mí me pareció interesantísimo y como una gran oportunidad de ampliar horizontes y continuar desarrollándome mientras aportaba a la expansión de nuestro grupo por lo que con entusiasmo levante la mano y en el 2014 comenzamos a explorar ese nuevo mercado para VRM”.
Hoy en día, gracias a esta estrategia y al trabajo en equipo junto a sus socios locales, han desarrollado varios proyectos en la República Dominicana con más de 750 viviendas nuevas y continúan explorando nuevas oportunidades.
La trayectoria de Agustín Rojo hacia el liderato de la Asociación de Constructores de Puerto Rico (ACPR) también estuvo marcada por su experiencia en la Mortgage Bankers Association of Puerto Rico mientras estaba frente a las operaciones locales de FEMBi Mortgage.
Allí entró a la Junta de directores para después ocupar la Presidencia durante dos años en el periodo 2013 al 2015. Esta experiencia le brindó una base sólida y una introducción al ámbito político de Puerto Rico, dándole la oportunidad de educar y presentar ante legisladores y funcionarios públicos las necesidades no solo de la industria, sino también de sus clientes y consumidores.
Este compromiso con la educación y la representación efectiva de los intereses del sector, son herramientas que Agustín valora y que considera esenciales para su mandato como presidente de la ACPR. La experiencia acumulada en estos entornos le proporciona una experiencia previa que utilizará para entrar de lleno en los trabajos de la ACPR de manera inmediata, abogando por el desarrollo inmobiliario sostenible, pero a paso certero.
El rumbo que Agustín Rojo establece como presidente de la Asociación de Constructores de Puerto Rico (ACPR) tiene una dirección clara: generar un impacto positivo en la industria facilitando el desarrollo en general y enfocado en vivienda asequible. Más aun, resalta la importancia de contribuir a una visión de un mejor Puerto Rico. En el núcleo de esta ambición está el aprovechamiento de la alta visibilidad y proyección pública de la ACPR para enfatizar la importancia del desarrollo económico en la isla, y cómo este es el mejor vehículo para alcanzar objetivos socioeconómicos más amplios.
Durante más de siete décadas, la ACPR ha sido un pilar para sus miembros, proporcionando un enriquecimiento de conocimientos técnicos, defendiendo y promoviendo legislación favorable al sector, y facilitando oportunidades para la educación continua y el “networking”. Estos elementos de valor son sólo algunas de las maneras en que la ACPR ha apoyado a sus asociados en el pasado y Agustín está decidido a continuar y ampliar este legado.
Además, la ACPR mantiene un diálogo constante con otras entidades y, en particular, con representantes del sector privado y de las ramas legislativa y ejecutiva del gobierno. Esta comunicación y colaboración constante seguirá siendo una prioridad. Su liderazgo promete no solo mantener, sino también fortalecer estos lazos esenciales para el avance y la sostenibilidad de la industria de la construcción en la isla.
El nuevo presidente de la ACPR sostiene que los retos sociales y económicos de Puerto Rico son dos caras de la misma moneda y que reconocer y discutir abiertamente esta interdependencia es un paso crucial hacia el progreso. Para él, el desarrollo económico apoyado por políticas gubernamentales propicias liderado por un sector privado robusto y una herramienta más efectiva para mejorar la calidad de vida en la isla y para afrontar sus necesidades sociales.
En su mandato, Agustín Rojo busca reorientar el diálogo público para destacar la importancia de la conexión entre desarrollo económico y bienestar social. Argumenta que ha llegado el momento de cambiar la perspectiva con la que se ven los proyectos de construcción y la prosperidad económica, dejando de lado los ataques a los proyectos de desarrollo y restricciones reglamentarias que han tenido efectos perjudiciales en la sociedad puertorriqueña. Su objetivo es fomentar un cambio de mentalidad donde la prosperidad sea vista como el vehículo para avanzar en las causas sociales y no como su adversario.
“A mí me gustaría dejar un mejor entorno de negocios para lo que es el sector de desarrollo de bienes raíces. Vemos cómo el ámbito de bienes raíces, desarrollo de hoteles, desarrollo de vivienda, es retado todo el tiempo en la conversación pública. Es atacado constantemente por algunos sectores o por opiniones no fundamentadas. Si miramos el desarrollo de alguna manera desde el punto de vista objetivo debería de facilitarse el desarrollo formal, la construcción formal, que es lo que nosotros representamos como industria. Porque la construcción formal tiene cumple con los códigos, con reglamentos ambientales, y es una construcción que no impacta negativamente el medio ambiente, todo lo contrario, es una construcción que cuando tú lo comparas con construcciones informales, tiene un impacto balanceado y sostenible en el medio ambiente y promueve el bienestar de las comunidades. La experiencia que vi desde mi abuelo y mi padre, que he podido vivir a través del ejemplo de Joche, Rafa y mis socios de VRM, es crear comunidades, es crear un ambiente bonito, agradable, donde se fomenta la buena calidad de vida. Yo quisiera poder resaltar eso a través de estos años y poder levantar nuestra voz para educar la opinión pública contra muchos ataques infundados que se le hace a la industria. Que podamos ir educando mejor a la población general sobre los beneficios del desarrollo formal, del desarrollo organizado, lo que este tipo de desarrollo aporta y que entonces puedan llegar a conclusiones balanceadas respecto a la construcción en PR”, expresa Rojo.
Rojo defiende la idea de que el sector privado debe de intensificar sus esfuerzos y adoptar una postura más decidida en la defensa de los intereses económicos que al final redundan en desarrollo social para todos.
Él ve a los empresarios que forman parte de la asociación como motores de la economía y generadores de buenos empleos, de oportunidades. Su visión para la ACPR es que se reconozca la alineación de sus intereses con los de la mayoría de los puertorriqueños: un Puerto Rico más próspero, que retenga a sus familias y ofrezca oportunidades de crecimiento profesional y personal.
En su camino hacia el liderazgo en la industria de la construcción, comparte una anécdota que ha marcado profundamente su enfoque profesional y personal. “Recuerdo una conversación con un líder de la banca, un individuo con una posición prominente en uno de los bancos más reconocidos de Puerto Rico”, relata Agustín. Este ejecutivo le compartió la importancia de dedicar tiempo a roles voluntarios que benefician no solo a su empresa sino a toda la industria y, por extensión, al país entero.
Inspirado por esta interacción, Agustín aceptó su rol de presidente en la ACPR e invita a las nuevas generaciones profesionales a seguir reconocer la importancia de participar en asociaciones similares con oportunidades a participación y de expresarse.
Al reflexionar sobre la trayectoria de la Asociación de Constructores de Puerto Rico, destaca cómo la entidad ha ido transformándose en paralelo a los cambios del mercado inmobiliario en la isla. “La asociación ha ido evolucionando reflejo al mercado que ha tenido el mercado de viviendas de Puerto Rico”, comenta Agustín. Esta evolución es un espejo de la diversificación de los negocios de sus socios, extendiéndose más allá del sector de la vivienda para incluir desarrollos turísticos, hoteles, comercios, entretenimiento, viviendas de alquiler de mercado y subsidiadas, así como viviendas de venta. Esta diversificación ha impulsado a la asociación a expandir su agenda para abordar una gama más amplia de temas en sus discusiones con el gobierno y el público.
En una reflexión sincera sobre el legado familiar, reconoce la fortuna que ha tenido al estar rodeado de figuras ejemplares y de superación a lo largo de su vida. Como su padre, madre, abuelo, hermano y hermanas, su padrino Miguel Ángel y sus socios. “La verdad que tengo que decir que he sido muy dichoso, he tenido mucha suerte de tener un ejemplo muy bonito primero en mi familia y luego, en mi desarrollo profesional”, afirma Agustín. Para él, no solo fueron su abuelo, su padre y madre, quienes le ofrecieron modelos de rol, sino también Joche Valdés, su hermano Rafa y sus socios quienes han demostrado una ética de trabajo admirable y representan una fuente de motivación.
Él aspira a perpetuar esta tradición, pasando la antorcha de la excelencia y la inspiración a las futuras generaciones, tanto dentro de su familia como en la ACPR.
Manejar las responsabilidades de un líder y las demandas personales es una habilidad que Agustín Rojo ha venido trabajando y que reconoce ahora tendrá que pulir aún más, en particular tras haber asumido el cargo de presidente en la Asociación de Constructores de Puerto Rico. “Esto no es un sprint, es un maratón”, explica Agustín, destacando la importancia de la organización y la priorización.
Y en esa línea de prioridades, es su familia la principal además de que también surte como su mayor motivación, ímpetu diario y centro de su vida. Por eso, pese a las demandas de su doble rol profesional reserva tiempo de calidad para lo más importante en su vida: su esposa Juliana, y sus hijos Elena, Agustín y Julio, quienes, a su vez, lo apoyan y respaldan enormemente durante este reto liderando la ACPR.
Además, en los escasos ratos libres que le quedan, Agustín encuentra una vía de escape y diversión en el pádel tenis, el cual lleva una intensa competencia con un grupo cercano de amigos, incluido su hermano Rafa.
El liderazgo de Agustín en la ACPR y su proyección para el progreso de Puerto Rico reflejan su firme convicción en el desarrollo continuo y en la adaptación al cambio. Agustín resume este nuevo rol con una sola palabra: ENTUSIASMO.