Para la presidenta de RIMCO, empresa que cuenta con 43 años en el mercado, su éxito se alza sobre los valores familiares y la educación.
De fácil conversación y convicciones claras, Caroline McConnie, presidenta de RIMCO, distribuidor de Caterpillar en Puerto Rico, Cuba, las Islas Vírgenes Americanas y Británicas, y el Caribe Oriental, tiene presentes las funciones que ejerce en su vida, las lecciones aprendidas y las lecciones que pretende dejar a su paso.
Nacida y criada en Puerto Rico, dentro de una familia pequeña, pero con unos valores férreos que la han acompañado a lo largo de su vida y han jugado un rol relevante en su desarrollo personal y profesional, McConnie reconoció bien la importancia del trabajo, de educarse y de alcanzar las metas propuestas, y compartió con Tiempo de Construir parte de su historia y sus aspiraciones.
Con una educación sólida, la joven empresaria recordó que siempre fue una buena estudiante y, aunque su padre Richard F. McConnie, contaba ya con el negocio familiar que fundó junto a su padre, Richard L. McConnie, nunca le impuso la obligación de estudiar una carrera para más adelante tomar las riendas de RIMCO.
“Mi papá me motivó a estudiar lo que a mí me interesara. Nunca me puso presión para estudiar negocios ni finanzas ni nada que fuera o que sonara como una preparación para lo que es mi profesión hoy”, destacó, al mencionar que estudió literatura y francés, domina cuatro idiomas, y se defiende en un quinto, el portugués.
Cuando McConnie se graduó, corría el año 2001, y los sucesos del 9/11 impactaron el mundo. Recién graduada de la Universidad de Princeton y en búsqueda de empleo, el destino la llevó a obtener una posición en el Junior Professional Associate Program en el Banco Mundial, una organización global que trabaja para reducir la pobreza y generar prosperidad compartida en los países en desarrollo. Tras dos años allí, la joven se movió a realizar una maestría en la prestigiosa Universidad de Northwestern, en un programa combinado de Derecho y Administración de Empresas.
“Para mí, esa fue una oportunidad increíble. Éramos solo cinco mujeres en el programa y salí de allí con la preparación que necesitaba para trabajar aquí hoy, pero que también adquirí con todas mis otras experiencias”, dijo, al apuntar que, dentro de estas se encuentran una estancia de seis meses en París y el desarrollo de un interés profundo por el arte, la música y la cultura en general, aspectos que la moldearon en la profesional que es hoy.
“No solo aprendí sobre negocios, finanzas y contabilidad, sino que, gracias a todas estas experiencias, también aprendí a pensar y a entender las personas”, aseveró.
Sin embargo, aunque los conocimientos académicos han sido esenciales para acometer sus tareas actuales, fue la base inculcada por sus padres la que le proveyó la fortaleza ética y la moral que la dirigen.
“Yo diría que mami me enseñó disciplina, consistencia y que primero van los estudios. Papi, me enseñó todo lo que yo sé de RIMCO, pero, más allá, me enseñó de valores. Papi era una persona bien recta, con unos valores increíbles, y eso me lo transmitió desde pequeña”, expresó.
Al recordar a su progenitor, quien falleció hace unos meses, dijo convencida que lo más importante que él le dejó fue la educación. “A mi hermana y a mí nunca nos faltó nada. Él se aseguró de que tuviéramos la mejor educación posible”, dijo con orgullo.
Aunque antes de asumir la presidencia, Caroline trabajó brevemente en la compañía, fue en el 2010 cuando se integró formalmente a RIMCO como vicepresidenta, pero, su incursión no fue una imposición, sino producto de la convicción de que, a su regreso a Puerto Rico, aportaría a forjar un mejor país. Además, ya contaba con la madurez profesional necesaria.
Así fue como, poco a poco, fue insertándose en los aspectos medulares de la empresa y ganándose el respeto del equipo gerencial y los empleados. Para el 2018, su padre se retiró de la operación y, si bien, siempre estuvo disponible para ofrecer su guía, ella dirigió el negocio. Cuando asumió formalmente el cargo de presidenta, en el 2023, ya se había dado un proceso de sucesión de varios años que, en conjunto con la empresa Caterpillar, aseguraría la continuidad del negocio, en el que también trabaja su hermana Cristina.
“Mi papá fue un hombre visionario. Él tenía una estrategia muy clara y la ejecutó a través de su equipo de trabajo. Yo he sido más ‘hands on’. Tengo un estilo más participativo, me gusta escuchar las ideas de todo el mundo, y me encanta trabajar en equipo”, resaltó, al hablar de su enfoque empresarial que incluye, también un incremento en la diversidad de la empresa.
“Para el 2017, menos del 10 % de nuestros empleados eran mujeres y ya casi vamos por 25%”, dijo satisfecha, al afirmar, que, aunque la industria de la construcción y la de energía -renglón importante y en el crecimiento del negocio-, son dominados por hombres, “hay que abrirles camino a las mujeres también”.
Para el futuro a corto, mediano y largo plazo, Caroline McConnie tiene metas de negocio bien claras que incluyen desde seguir fomentando la diversidad dentro de la empresa, fortalecer su operación en Cuba, a pesar de las dificultades que este mercado representa; y tomar ventajas de las herramientas tecnológicas en términos de conectividad para brindar un mejor servicio, hasta reforzar la plataforma de ventas en línea (https://rimcocat.com/piezas/) para el beneficio de los clientes.
Del mismo modo, busca retomar una iniciativa colaborativa con escuelas técnicas del sistema de educación público de la isla, que, por motivos de la pandemia se vio detenida, para proveerles a los estudiantes un taller de práctica para que puedan insertarse en la reconstrucción del país. Por este tipo de gestión, en el 2018, RIMCO recibió un reconocimiento de parte del Center for Educational Innovation de la ciudad de Nueva York.
Con la visión humanista que la distingue, Caroline McConnie se ha dado a la tarea de crear un balance entre sus múltiples responsabilidades profesionales y familiares. Así, junto a su esposo Richard y a una red de apoyo incondicional que cuenta con su madre como su principal colaboradora, cría a sus hijas Amelia Sofía y Celeste Marina, de 13 y 11 años, respectivamente, así como al pequeño Richard James, que, con 20 meses, ha venido a completar a su familia.
Finalmente, reconoció que el momento histórico en el que se encuentra el país se perfila como una gran oportunidad de transformación para la infraestructura de la isla que, sin dudas, influirá en el desarrollo futuro y el legado de RIMCO. Lo más importante, según opinó, es prepararse y dar el máximo. “No hay atajos”, concluyó.