En su trayectoria profesional, Waleska Rivera ha sentado cátedra de lo que implica abrirse paso en una industria que pudiera identificarse como una industria de hombres. Su empresa de manufactura de impermeabilización de techos, Danosa, no solo goza del reconocimiento del mercado, sino que, a través de los años, también se ha convertido en un referente en la industria de la construcción local.
Nacida en Ponce y criada en Aguadilla, Rivera es la mayor de tres hijas. Su padre, Miguel Rivera era militar de la Fuerza Aérea y su madre, doña Edith, dedicó su vida a cuidar de ella y sus hermanas, así como atender el hogar, tarea que, para la empresaria, conllevaba una gran responsabilidad en la formación de un hijo.
“Hoy día, me doy cuenta de que mami hacía tanto por nosotras”, afirmó la empresaria, al destacar la labor de su madre y de otras amas de casa como ella. “Es tan importante la que trabaja en la casa como las que trabajamos fuera. Cada una hace lo que la hace feliz y, a mi madre, la hacía feliz cuidarnos y asegurarse de que tuviéramos una educación adecuada, valores y principios”, dijo sin titubeos.
Su papá, por su parte, era el proveedor por excelencia, se aseguró que no se impusieran límites por condición de su género y para él no había mejores hijas que las de él.
“Nos criamos en un ambiente lleno de valores y principios, pero sin tenerle miedo a hacer las cosas que quisiéramos hacer. Y esa fue la base de mi vida y la de mis hermanas por igual”, enfatizó la empresaria, quien expresó que han sido las enseñanzas de sus progenitores las que han guiado sus ejecuciones.
“Tú cargas lo que traes en la maleta. En el camino, vamos llenando esa maleta con las experiencias [de vida] y las enseñanzas que vienen desde la niñez. En mi casa, teníamos que ser responsables, no podíamos decir mentiras y teníamos que ser integras en nuestro proceder, aunque nos fueran a regañar”, recordó la empresaria. Como adulta, aplica la misma ética en su vida personal y profesional.
“Soy súper cumplidora y de palabra, de la misma manera, le transmito eso a los compañeros que trabajan con nosotros. No prometas si no puedes ejecutar. El sentido de responsabilidad te hace mejor persona”, recalcó.
Egresada del Recinto Universitario de Mayagüez de la Universidad de Puerto Rico, donde estudió Contabilidad, Rivera llegó a San Juan para trabajar en una compañía de contabilidad pública. Luego comenzó a trabajar en Danosa como Gerente de Administracion. Aquí llegó de manera fortuita buscaba un empleo que le permitiera un poco de flexibilidad para continuar sus estudios para convertirse en CPA.
Sin embargo, tras varios meses en el nuevo trabajo, se dio cuenta de que su llamado no era ese, sino explorar el empresarismo y conocer más sobre los procesos de manufactura. “Eso me abrió un mundo que no conocía. Esta nueva realización de vida la llevó a estudiar una maestría en Gerencia Industrial en el Recinto de la Universidad Interamericana de Puerto Rico. Mientras tanto, continuó en Danosa, donde llegó a ser gerente general.
Al contar un poco de su historia se percibe la satisfacción de haber dado los pasos correctos hacia su nuevo reto profesional y personal, pues, en el 1994, mediante un proceso de “management buyout”, Waleska adquirió Danosa. Así, la compañía de origen español pasó a ser una empresa netamente puertorriqueña que continúa manufacturando sus productos en Bayamón, innovando cada día para ofrecer a sus clientes los mejores sistemas para impermeabilizar techos.
El mayor reto para Rivera fue, “precisamente, el capital”, por lo que la compra de Danosa supuso un paso trascendental y un gran riesgo tanto para ella como para su familia. Sin embargo, reconoce que de eso se trata el emprender.
No obstante, contar con el apoyo de su esposo, el doctor Norberto Pérez, quien la alentó en todo momento, y de su madre y sus hermanas, quienes le ayudaron a cumplir con las múltiples responsabilidades que suponía tener tres niños pequeños, mientras manejaba el negocio, fue esencial.
Sin dudas, cada etapa de su camino la preparó para este momento, por lo que vive agradecida de las personas que la han apoyado.
“A mí me ayudaron mucho en mi carrera y me siguen ayudando, y me siento con el deber y la obligación de devolver; así que, cada vez que yo puedo ayudar a alguien, es mi manera de retribuir lo bendecida que he sido. La única forma que tengo de pagar es ayudando y aportando”, expresó.
Desde que tomó las riendas de la empresa en 1994, las ventas han experimentado un crecimiento sustancial desde su modesto comienzo hasta alcanzar un nivel de éxito destacado en la actualidad, gracias al apoyo de sus clientes que le apoyan con su confianza y patrocinio. Hoy Danosa cuenta con más del 60% del mercado en membranas asfálticas, provee poco más de 2,000 empleos directos, indirectos e inducidos.
Esta máxima se refleja, también, en su compromiso social y personal Rivera pertenece a varias juntas de organizaciones Profesionales y sin fines de lucro donde presta su voz y su acción para ayudar a crear política pública para bien del desarrollo social y económico de Puerto Rico, a la vez que ayuda a comunidades desventajadas para que puedan progresar.
Si creemos en un desarrollo social y económico sostenible, tenemos que erradicar la pobreza infantil, hoy más del 50% de los niños de Puerto Rico viven bajo el nivel de pobreza. La pobreza no tiene que ser hereditaria. Creo en eso firmemente y es una de las luchas de Boys & Girls Club de la cual soy vicepresidenta y llevamos como portaestandarte erradicar la pobreza en la isla”, precisó Rivera, Se erradica la pobreza con oportunidades de estudio, de trabajo haciendo que sea crea en sí mismo para que puedan hacer que sus hijos progresen, eso lo hacemos en Boys & Girls Club, dice muy satisfecha.
“Nuestro compromiso con el civismo se extiende más allá de la calidad y fiabilidad de nuestros productos. Hemos integrado la educación y el apoyo a la comunidad como pilares de nuestra estrategia de responsabilidad social empresarial”. expreso Rivera.
A través de nuestros programas de entrenamiento y seminarios, proporcionamos educación continua a nuestros clientes, y llevamos a cabo la parte práctica de estos entrenamientos sobre los techos de personas de escasos recursos, envejecientes cuyos ingresos han mermado y no pueden mantener sus casas, y personas enfermas o en situaciones de indigencia.
Este enfoque no solo les permite capacitar a sus clientes en las mejores prácticas y técnicas de impermeabilización para que ofrezcan servicios de calidad, sino que también les da la oportunidad de devolver a la comunidad de una manera tangible y significativa.
Hay mucha necesidad y podemos sentirnos orgullosos de poder decir que hemos cumplido como una compañía socialmente responsable”, apuntó Rivera.
Están convencidos que lo que hacen ayuda a otros a levantarse. “Estamos bendecidos y tenemos a Dios puesto por delante siempre”, enfatizó, destaco Rivera. Con la creación de nuevos productos, más resistentes y duraderos apoyados en la innovación aportamos a mejorar la infraestructura del país, y a hacer de la constitución una más resiliente”, expresó Rivera. Nos adelantó que, entre sus planes se encuentra la diversificación de la empresa en otras áreas ligadas a la construcción.
Para el éxito futuro de Danosa, dos de sus hijos ya se han integrado a la empresa en las áreas de finanzas e ingeniería, respectivamente. Mientras espera que su hija, quien se encuentra en Estados Unidos trabajando en proyectos de construcción, se integre en algún momento no muy lejano a la gran familia de Danosa compuesta por un grupo de trabajo de excelencia.
Como una de las pioneras en la industria de la impermeabilización de techos de la isla, sostuvo que su misión es ayudar a que también más mujeres se unan a este ramo profesional. Rivera ha sido primera en reconocimientos, en presidir organizaciones entre otras pero su misión y su deber según nos expresó tiene que ser no ser la última. “Es importante y gratificante ser la primera, pero mi legado está en no ser la última y, para no ser la última, tengo que ayudar y apoyar a otras mujeres y personas, a que puedan lograrlo siendo mentora y apoyando iniciativas de otros emprendedores”, subrayó, para, finalmente, exhortar a las personas de los diversos ámbitos profesionales a dejar un legado que se pueda emular y que, con pasión, aportemos al desarrollo social y económico de Puerto Rico. “Es una obligación de todos”, finalizó diciendo.