Informes oficiales señalan que el huracán María causó cerca de $90 billones en daños significativos a aproximadamente 250,000 casas, mientras que más de 70,000 fueron totalmente destruidas. Más triste aún, algunos estudios estiman que se perdieron cerca de 4,000 vidas como resultado del paso de este terrible huracán.
A cinco años de este desastre hablamos con algunas de las figuras que atendieron esta emergencia desde la primera fila, quienes comparten algunas de sus experiencias y las que consideran son algunas de las lecciones aprendidas.
Fernando Gil Enseñat como secretario del Departamento de la Vivienda, de 2017 a 2020, se dio en un período sociohistórico impregnado de sucesos que, ciertamente, cambiaron a Puerto Rico en todos los niveles. Pero fue el paso del huracán María el que provocó que la dependencia gubernamental asumiera un rol protagónico en los esfuerzos de recuperación y reconstrucción del país.
Para Gil Enseñat, los retos enfrentados fueron -y continúan siendo- profundos, aunque las lecciones aprendidas sentaron las bases de los programas que se ejecutan hoy.
“En el 1998 fue Georges y fuimos bendecidos por 19 años sin ningún tipo de fenómeno. Después vino María, el 20 de septiembre de 2017, y no podemos olvidar que Irma también pasó el 6 de septiembre, o sea 14 días antes”, rememoró Gil Enseñat, quien es el actual presidente de la Junta de Gobierno de la Autoridad de Energía Eléctrica, al mencionar los recorridos posteriores al azote del huracán.
“Para nosotros fue una experiencia bien fuerte, porque no tan solo fue lo físico y lo que pasó, sino también tener que bregar con un gobierno federal que se suponía que nos estuviese dando la mano y no lo estaba haciendo”, lamentó. “El trato desigual que se dio contra el territorio de Puerto Rico no lo despinta nadie”, reafirmó, al argumentar que el entonces secretario del Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano de Estados Unidos (HUD, en inglés), Ben Carson, “arbitraria y caprichosamente”, retuvo los fondos asignados a la isla, “contrario a los mandatos congresionales e incumpliendo con la ley”, advirtió Gil Enseñat, al destacar que, hoy, la mayoría de los programas establecidos como productos de las asignaciones federales ya están en función.
Aunque planteó que esa fue la experiencia en general, dijo que hubo “ángeles guardianes” que respondieron a las necesidades del país. Ese fue el caso de Pamela Hughes Patenaude, entonces subsecretaria HUD y a quien atribuyó que se materializara la asignación de los primeros $1,500 millones de ayuda de desastre para Puerto Rico. Las asignaciones posteriores a través de la Subvención en Bloque para el Desarrollo Comunitario para la Recuperación ante Desastres de Puerto Rico (CDBG-DR, en inglés) llevarían el paquete de ayuda a unos $20 mil millones.
El primer programa de ayuda para la isla fue el STEP (Sheltering & Temporary Essential Power), con fondos provistos por la Agencia Federal para Manejo de Emergencias (FEMA), y conocido localmente como Tu Hogar Renace.
“[Aunque] en realidad no era un programa de construcción, per se, sino de reparaciones temporeras [ayudaría a…] mantener a las personas refugiadas en su comunidad”, explicó Gil Enseñat. Pero, un desafío mayor fue que FEMA negó muchas de las ayudas, alegando, primero, que la isla ya había recibido fondos de HUD y, segundo, por la incapacidad de muchos ciudadanos de poder probar la titularidad o la ocupación de su propiedad.
“En nuestra base de datos, teníamos alrededor de 48 mil usufructuarios los cuales yo certifiqué que estaban en proceso de un derecho propietario o de un derecho real para que FEMA les diera la ayuda, [pero] mucha gente no recibió la ayuda que debía recibir porque FEMA no quería aceptar eso como un título de propiedad”, censuró. Por esa razón, se estableció un programa de título en el plan de acción para ayudar a las familias afectadas.
Sobre los fondos de emergencia para asistencia por desastre otorgados por FEMA dijo que “la meta era reparar alrededor de 75 mil hogares temporeramente bajo la categoría B la Ley Stafford”. A pesar de admitir que la iniciativa fue muy criticada, además de haber generado un problema de percepción sobre lo que se podía hacer o no con esos fondos, el exsecretario comentó que sobrepasaron la meta propuesta en un 30%, logrando impactar 108,500 hogares. De otra parte, alabó la capacidad de los funcionarios del Departamento de Vivienda para manejar un escenario de emergencia en el cual no tenían ni experiencia ni referente.
“Queremos velocidad, pero, a la misma vez, el gasto de un dinero federal conlleva un proceso. Lamentablemente, no puedes tener mucha velocidad bajo los procesos burocráticos”, señaló, al afirmar sentirse orgulloso de que, pese al clima político del momento, se pudo lanzar, el 30 de julio de 2019, el Programa de Reparación, Reconstrucción o Reubicación (R3), que provee asistencia para la reparación o reconstrucción de viviendas afectadas por los huracanes Irma y María.
“Vamos por buen camino porque pudimos establecer unos buenos cimientos para que los programas y los proyectos prosperen. [El Programa R3] es un programa bien flexible, ya que se puede adaptar a los cambios económicos que estamos sufriendo”, agregó, al identificar la posibilidad de eliminar, en la medida de lo posible, la vivienda informal, como una ventaja a largo plazo.
¿Qué nos falta? “Capital para poder empezar [las obras], antes de tener que contar [con el dinero asignado], porque eso es parte del problema”, reiteró. También hace falta “un poquito más de comprensión dentro de lo que es la percepción pública de que no se está haciendo nada y un poquito de empatía también… aquí no todo el mundo es corrupto o inepto; el gobierno está lleno de gente buena, seria y capaz”. Finalmente, llamó a establecer objetivos “a nivel de Puerto Rico, como isla, territorio, o como país para poder ser más resilientes.
Si bien, a cinco años del peor desastre natural que haya afectado a Puerto Rico, la reconstrucción sigue tomando forma, esto será un largo proceso, no solo por la complejidad que representa, sino también por las restricciones impuestas por los entes reguladores federales.
Así lo indica el ingeniero Dennis González, subsecretario de la Vivienda bajo la incumbencia de Gil Enseñat. Según el exsubsecretario y ahora vicepresidente de Plexos Group, y quien inicialmente manejó los fondos del Programa de Subvención en Bloque para el Desarrollo Comunitario (CDBG-DR, en inglés), a esto se añaden otros factores que han incidido en el proceso, incluyendo los terremotos de enero del 2020, un cambio de gobierno, la pandemia declarada en marzo del mismo año y que aún continua, la Junta de Supervisión Fiscal, la inflación y más.
“Cuando vino el huracán [María] nosotros teníamos a cargo 15 mil refugiados en más de 200 refugios en todo Puerto Rico”, recordó, al agregar que, entre esos refugiados se encontraban ciudadanos de las Islas Vírgenes, luego del paso del huracán Irma, el 7 de septiembre de 2017. En octubre de ese año, una carta le alertó que estaría a cargo de manejar el programa STEP (Sheltering and Temporary Essential Power), un programa de aproximadamente $1,700 millones la cual logró realizar reparaciones menores de emergencia en unas 108,000 residencias. En febrero de 2018, también se le asignó el manejo de los $20 mil millones de fondos CDBG-DR.
“Se nos preguntaba constantemente de una falta de capacidad y de experiencia”, añadió el ingeniero González, quien afirma que nunca dudó de la capacidad del Departamento de Vivienda, pero [la] “falta de experiencia había en toda la nación, porque lo que se estaba haciendo en la Isla no se había hecho nunca a esa magnitud y aquí se tuvo que hacer en dos idiomas”, recordó el ingeniero, al comentar que una de las mayores complejidades que acarreaba el programa CDBG-DR es que no desembolsa fondos de antemano para iniciar el proceso de montar la operación ni las obras de reconstrucción.
“A diferencia de los otros programas, tú tenías que montar una operación, a expensas de que te dieran el dinero después, así que nosotros teníamos una notificación de que íbamos a manejar $20 mil millones con exactamente el mismo presupuesto operacional que se nos había asignado previo a empezar ese mismo año fiscal”, dijo.
“A cada paso, encontrábamos un escollo, disfrazado en el concepto de ‘best practices’”, dijo al nombrar una táctica que se conoce como ‘moving the goalpost’ y que se refiere a cambiar las reglas y los criterios en plena ejecución, lo que claramente pone en desventaja a Puerto Rico. A esto se añadieron las constantes visitas de los entes fiscalizadores federales, así como de algunos miembros del Congreso, lo que hizo que el proceso fuera más lento, ante el duro escrutinio de la opinión pública.
Cuando se le pide evaluar lo que ha sucedido con los fondos a dos años de su salida, indica que, “hemos visto una mejoría enorme en el desembolso y manejo de los fondos desde inicios del 2022”, mientras atribuye esto al liderazgo del Secretario de la Vivienda Lcdo. William Rodríguez, quien junto a la Subsecretaria de Recuperación de Desastres bajo CDBG-DR la Lcda. Maretzie Díaz y su equipo de trabajo, han implantado cambios para aumentar agilidad y podido lograr mayor confianza con la administración Federal nueva. Igualmente indica que “todavía queda mucho por hacer y siempre hay espacio para mejorar”. Explicó que es necesario entender que $20 mil millones, aunque parece mucho dinero, “no son suficientes para resolver todos los problemas de infraestructura, sociales, económicos y de vivienda que ha estado acumulándose en Puerto Rico por las últimas décadas”.
Aunque muchos retos siguen presentes, para González Puerto Rico “se está convirtiendo en la jurisdicción vanguardista con respecto al conocimiento en el manejo de fondos federales de reconstrucción por desastres”. Asimismo, se le está dando a la isla y a sus profesionales un reconocimiento nacional en cuanto al manejo de fondos de desastre federales, lo que ha abierto las posibilidades de desarrollar un cúmulo de conocimiento que se está exportando cada día más.
González entiende que la mayor enseñanza que obtuvo de María es la necesidad de profesionales capacitados servir en las agencias gubernamentales, “aunque hay sus altas y bajas, servirle al país esa es una de las cosas más gratificantes que existe, así que, ¡claro que lo haría de nuevo! Aunque no por ahora, actualmente estoy trabajando como vicepresidente de la firma de gerencia de programas, Plexos Group y siento que estoy contribuyendo a mi país desde otra perspectiva. Hay que darle paso a otras personas que aporten ideas innovadoras”, afirmó, con la esperanza de que, en el transcurso de este largo esfuerzo de reconstrucción, se harán las cosas un poco más rápido cada día.
la Vivienda de Puerto Rico, después del licenciado Gil Enseñat, el licenciado Luis Carlos Fernández Trinchet conoció de primera mano la necesidad de vivienda de muchas familias puertorriqueñas, tal como lo hizo cuando fue director ejecutivo de la Autoridad para el Financiamiento de la Vivienda (AFV) y, desde mucho antes, en el hogar que lo vio crecer. Y es que para el abogado y analista financiero autorizado por el CFA Institute, este es un tema que cala hondo.
“Yo vengo de un ambiente bien pobre; sé lo que es vivir subsidiado. Mi padre nunca fue dueño de una casa y murió en un proyecto de Sección 8”, comentó el también expresidente del Banco de Desarrollo Económico (BDE), al hablar de la relevancia socioeconómica que tiene para el país el Departamento de Vivienda, el cual lideró en un momento que pudiera describirse hoy como de transición.
En ese entonces, su nombramiento se dio vis-à-vis al anuncio de ayudas estatales y federales de vivienda para las personas afectadas por los sismos de enero de 2020, así como por la monumental tarea de darle seguimiento a los fondos del Programa de Subvención en Bloque para el Desarrollo Comunitario (CDBG-DR, en inglés). Sin embargo, al realizar una mirada retrospectiva de ese período, Fernández Trinchet abundó sobre los retos y las oportunidades que existen hoy, a través de otro crisol y perspectiva.
Afirmó que, en primer lugar, una de las preocupaciones primordiales tanto del Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano federal (HUD, en inglés), como de la entonces Gobernadora, era cómo agilizar el desembolso de fondos -una asignación total de $8,300 millones-, lo cual implicó examinar los procesos que se estaban llevando a cabo, así como la cantidad inicial de programas que se crearon bajo el programa CDBG-DR.
“CDBG-DR llega a Puerto Rico con esta avalancha de fondos, que es una ayuda impresionante e históricamente mucho mayor que la [que haya recibido] cualquier jurisdicción con las crisis ambientales anteriores, pero Puerto Rico no estaba listo para manejar esta cantidad de fondos”, reconoció el exsecretario, quien sostuvo que, en ese momento “debimos haber reducido el número de programas, enfocarnos en las áreas principales que sabíamos que eran las más afectadas y llevar ese mensaje más claramente”, argumentó, al destacar que durante su mandato en Vivienda, la prioridad fue enfocarse en los programas que iban a trabajar y presentar un plan de mitigación que logró radicar antes de su salida del cargo.
Para Fernández Trinchet, otros aspectos como el cierre del país al inicio de la pandemia por COVID-19, lo ocurrido en ese cuatrienio en términos políticos, la cercanía de las elecciones y la incertidumbre de los empleados públicos fueron retos mayores, que describió como “una vorágine tanto física como emocional que todo el mundo estaba atravesando”.
No obstante, el apoyo del grupo de trabajo fue fundamental “para hacer bastante en esos 10 meses que tuvimos de trabajo, a pesar de la presión política y de todos los sectores”, expresó.
Al censurar que en la isla aún se vean las estructuras de fondos federales como silos o estructuras totalmente separadas, señaló que cambiar esta visión abonaría a un mayor avance en las obras de reconstrucción.
“No podemos ver este paquete de ayudas como un paquete para gastar, [sino como] una cartera de inversiones para Puerto Rico en los próximos 100 años”, alegó. Según opinó, sería necesario integrar las diferentes ayudas federales (CDBG-DR, CDBG-MIT, el CDBG de energía, la parte de FEMA, y ahora los fondos ARPA versión 1 y versión 2, conocidos como COVID 1 y COVID 2), “simplificando y creando pocos programas que atajen, precisamente, los sectores fundamentales de la isla: vivienda, infraestructura y desarrollo de capital privado en sus diferentes versiones. Si tú creas esos tres segmentos con pocos programas cada uno, te vas a dar cuenta de que puedes dar pasos mucho más agigantados de los que hemos podido dar hasta ahora”, dijo convencido.
Aunque para Fernández Trinchet aún queda mucho camino por recorrer y para aprovechar la “riqueza” que suponen los fondos de reconstrucción para el país, reconoció que la burocracia de los entes federales también supone otro reto de grandes proporciones, aunque vislumbra que pueda darse una simplificación de procesos que facilite la ejecución de los proyectos ya aprobados sin la cantidad de requisitos que se imponen a la isla, en comparación con otras jurisdicciones.
Asimismo, expresó que la estabilidad en la estructura que maneja los programas no debe estar sujeta al vaivén político, toda vez que estos cambios echan al suelo cualquier progreso que se haya logrado. En tercera instancia señaló que la comunicación a todos los niveles, sin importar la afiliación política de las personas involucradas, debe ser esencial para un manejo óptimos de las estructuras de cada programa.
Cuando Puerto Rico enfrentó el embate del huracán María, el actual secretario de Estado Omar Marrero, dirigía tres importantes agencias de gobierno y tuvo la encomienda de responder a la emergencia desde sus diferentes roles.
En esa coyuntura histórica, Marrero fungía como director ejecutivo de la Autoridad de los Puertos, dirigía la Autoridad del Distrito de Convenciones y lideraba la Autoridad para las Alianzas Publico-Privadas (APP) y su ejecución resultó determinante en todas esas áreas.
“Yo estaba en la Autoridad de los Puertos y, en menos de 48 horas, gracias a la colaboración de la Asociación de Navieros, la bahía de San Juan se pudo abrir. En la Autoridad del Distrito de Convenciones mi prioridad era la respuesta y establecimos un Centro para el Manejo de Emergencias en el Centro de Convenciones. Y, en las APP, tuve un rol más fiscal de cómo crear una entidad que tuviese la capacidad de recibir esos fondos federales y coordinar con las entidades federales”, recordó Marrero. Simultáneo a la respuesta de la emergencia, el funcionario afirma que trabajó para que la reconstrucción del País se pudiera encaminar en el futuro. Para eso, era necesario un estimado de los daños que dejó el huracán María y, crear una estructura que mostrara la capacidad del País para manejar esos fondos.
Marrero resaltó lo complejo que fue trabajar desde cero para lograr la confianza del gobierno de Donald Trump con el propósito de que esos fondos federales, que hoy día se están desembolsando, pudieran llegar a Puerto Rico para su reconstrucción.
“Mi rol principal fue crear ese documento que se llamó “Build Back Better” que presentamos al Congreso el 17 de noviembre de 2017, donde los daños se estimaron en $94 mil millones. En aquel momento, mi rol principalmente era atender los reclamos del gobierno federal de que teníamos que tener una estructura, una capacidad interna. Para diciembre del 2017, siguiendo el modelo de Luisiana Recovery Authority, se creó la Oficina Central de Recuperación, mediante una división de la APP. Ya en junio 2018 se formalizó lo que es la entidad para manejar estos fondos federales permanentes”, dijo refiriéndose a la Oficina Central de Respuesta, Recuperación y Reconstrucción (COR3, en inglés).
Precisamente, su responsabilidad en COR3 era diferente a sus demás roles, ya que “era el hombre que, mientras todos respondían al presente, yo era quien me estaba enfocando en el mediano y largo plazo”, afirmó el funcionario. En un repaso de ese momento de su carrera, Marrero fue enfático en que su prioridad era lograr esa confianza del gobierno federal para dar paso a la reconstrucción del País.
“Mi meta fue demostrar que los puertorriqueños tenemos la capacidad de gerencial el proceso de recuperación y reconstrucción de Puerto Rico de manera profesional, puntual, con los más altos estándares de cumplimiento. Y, así se hizo. Incluso, FEMA nos reconoció que los controles internos que habíamos implementado eran de los más, estrictos de la nación”, sostuvo.
De todo este proceso, que culminó en verano del 2019, cuando Marrero pasa a ser director ejecutivo de la Autoridad de Asesoría Financiera y Agencia Fiscal (AAFAF), este afirma que su mayor satisfacción fue recibir una carta de reconocimiento por su labor, de parte de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, en inglés), y el poder ver hoy día que el proceso de reconstrucción ha dado inicio.
Actualmente, y desde su rol en el Departamento de Estado y en AAFAF, Marrero asegura estar enfocado en que la Isla tenga las herramientas necesarias para enfrentar futuras emergencias. Mencionó que existe un fondo de emergencia llamado “Rainy Day Fund, que ya cuenta con $600 millones separados y que, anualmente, se guardarán unos $130 millones. Esto, por los próximos 10 años. “Aunque he estado un poquito indirecto en el tema de la reconstrucción por mi rol como agente fiscal y asesor financiero del gobierno, también me he asegurado de que nuestro plan fiscal tenga herramientas que nos permita estar fiscalmente saludables para poder atender cualquier crisis. Además de este “Rainy Day Fund”, tenemos una liquidez que nunca hemos tenido de sobre $2 mil millones en nuestra cuenta del fondo general para responder a una emergencia. Tenemos acceso al mercado y, por primera vez, tenemos un seguro paramétrico”, especificó.
Marrero aseguró que hay muchas huellas positivas que destacar, pues mientras se abre paso la reconstrucción del País, las experiencias vividas crearon un Puerto Rico más resiliente en todos los sentidos. “No solamente estamos más preparado por la experiencia, por lo vivido, pero también estamos más preparados porque tenemos nuestras finanzas en orden y también tenemos los materiales y una planificación y coordinación con el gobierno federal histórica... Si pasa algo, estamos listos”, concluyó el licenciado Marrero.
a en el 2017 el ingeniero Manuel Laboy fungía como secretario del Departamento de Desarrollo Económico y Comercio (DDEC), y su rol frente a esa agencia afirma fue retante, pues se encontraba trabajando con una economía ya lacerada por la crisis fiscal y la radicación de la quiebra de Puerto Rico (abril 2017), cuando le tocó entonces medirse al embate de este ciclón histórico, donde el comercio a duras penas trataba de sobrevivir a cuenta del diésel.
“Cuando pasa el huracán María, me tocó la ardua tarea de insertarnos en un nuevo Puerto Rico, un Puerto Rico devastado con una infraestructura totalmente colapsada. La economía de Puerto Rico operó con diésel porque estábamos corriendo todos los aspectos de los sectores económicos con generadores de emergencia. Así que fue bien difícil poder establecer un poco de certeza cuando estábamos bajo estas circunstancias”, recordó Laboy. A pesar de esta dura etapa, asegura que el comercio continúo respirando y logró así mantener señales esperanzadoras de que habría un proceso de recuperación económica detrás de toda esa catástrofe, incluso a finales del mismo 2017.
“El primer signo de esperanza fue que ya para noviembre y diciembre de ese año, el turismo empezaba poco a poco a recuperarse. Fue un proceso muy difícil, ciertamente, y diría que ya para el 2018 que se empezó a ver un poco de esperanza en esa dirección y ya se tenía el panorama de los programas de FEMA y de Vivienda Federal”, explicó Laboy.
No obstante, los grandes retos no se detuvieron y la crisis política del “Verano del “19”, los terremotos del sur y la emergencia de salud por el COVID-19 fueron factores que Laboy confiesa significaron grandes retos en su rol en el DDEC.
“En el 2019, ya los indicadores económicos estaban en recuperación; empleos totales, empleos en sectores importantes como la construcción, manufactura, turismo y tecnología estaban subiendo y se experimentó crecimiento económico por primera vez desde el 2012. En el 2020, habiendo superado la crisis política que se vivió en el verano del 2019, entonces arrancamos con los terremotos del sur y tuvimos que dedicar tiempo para estabilizar la respuesta de ese desastre… Esos fueron los cuatro años más complicados y de mayores retos que Puerto Rico ha vivido en los tiempos modernos”, especificó el exsecretario del DDEC.
Ya para el 2021, el ingeniero Laboy se convierte en director ejecutivo de la Oficina Central de Recuperación, Reconstrucción y Resiliencia (COR3, en inglés) y admite que su principal enfoque era llevar los billones de dólares en fondos de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, en inglés) “del papel a la calle”.
En términos de sus expectativas con su rol en esta oficina, Laboy entiende que los procesos van por buen camino, pues este año finalmente “arrancó la reconstrucción de Puerto Rico”, sobrepasando la meta que estableció de ver iniciado este 2022, al menos, dos mil proyectos de reconstrucción.
“Ya en el 2022 empezamos a ver los frutos. Establecimos una meta de que tenía que haber, por lo menos, dos mil proyectos en construcción en el 2022 de lo que es la reconstrucción a causa de María. Hoy por hoy puedo decir que ya nosotros cumplimos la meta de tener más de dos mil proyectos y estamos en agosto del 2022 en construcción. Ese es el resultado de esa estrategia”, sostuvo el ingeniero.
En un leve resumen de los proyectos de infraestructura de mayor envergadura en los que el país está y estará envuelto en los próximos 10 años, el director ejecutivo mencionó algunos importantes que tienen ver con la reconstrucción de la red eléctrica, hospitales y otros proyectos adicionales de mitigación de riesgos que ya están en planes.
“En el área de reconstrucción de María, diría que son importantes todos los proyectos que están arrancando de energía eléctrica. Ya comenzaron a construirse proyecto de subestaciones en Cataño, Vieques y Culebra. El hospital de Vieques, ese proyecto ya se lograron las demoliciones del CDT existente y ahora sale a subasta el diseño y construcción del nuevo hospital. En el centro de la Isla, municipios como Jayuya, Coamo, Villalba, Naranjito, Canóvanas, están todos en reconstrucción de sus carreteras y puentes. Hay otros proyectos de mitigación de riesgos, pues logramos someter propuestas que sobrepasan los $4 mil millones y hay proyectos de energía renovable, control de inundaciones, protección y conservación de la costa, dunas, arrecifes de coral, estabilización de suelos. Son proyectos bien importantes que están ahí, que ya FEMA ha ido aprobando. Eso fue un gran logro porque cuando yo llegué había un riesgo de que esos $4 mil millones no se aprovecharán en su totalidad, y ahora podemos decir que ya los hemos asegurado con proyectos de futuro”, concluyó Laboy.
Aunque eran muchas las prioridades cuando asumió la dirección del Departamento de la Vivienda en el 2021, para William Rodríguez Rodríguez lo primordial en su agenda era lograr que se eliminaran las restricciones que había impuesto el gobierno federal para desembolsar los $20 mil millones asignados para la reconstrucción de Puerto Rico
“Mejorar esa relación con el Departamento de Vivienda federal; poder lograr esa confianza plena, sin eso no hubiésemos podido ejecutar, no teníamos acceso a los fondos”, indica Rodríguez.
Lo segundo, indica, era generar credibilidad y confianza en el programa y sensibilizarlo ante la gente. “Eso para mí fue bien importante, y darle continuidad y mejorar la ejecución”.
Desde su llegada a Vivienda, Rodríguez contó con la colaboración de la Lcda. Maretzie Díaz, quien ya estaba en el Departamento como subsecretaria de Manejo de Desastres a cargo del programa de CDBG-DR. No obstante, Díaz llegó a la posición en julio de 2020, a la par con la Pandemia por lo que afirma que el reto “fue triple”.
“El reto mayor fue lograr que los programas continuaran su curso y que la pandemia y lo que fue el encerramiento no paralizaran de ninguna manera lo que era la reconstrucción de la Isla. Otro reto era darle seguridad y apoyo al equipo de trabajo (quienes trabajaban desde sus casas), que sintieran que nosotros podríamos seguir hacia adelante y continuar con esa encomienda”, recuerda Díaz.
Al pasar revista a este pasado año, el Secretario de la Vivienda asegura que “hemos adelantado muchísimo y ha habido un cambio significativo en la ejecución de cada uno de los programas”.
“En términos del Programa R3 que es el programa más emblemático que tenemos, hemos cambiado la estrategia, lo que nos ha permitido la evolucionar, y la salir de la pandemia. Ese contacto cara a cara con la gente, llegar a cada rincón de la Isla, esa comunicación que hemos podido tener con la gente, para que puedan entender el programa, aprender del programa y cómo beneficiarse de ellos. Creo que estamos en un excelente punto. Ahora estamos entrando a mitigación con el beneficio de haber aprendido del pasado, de la ejecución de los programas. Nos queda un camino grande para lograr la recuperación final de Puerto Rico y poder desembolsar esos fondos para que puedan llegar a la gente que los necesita. Pero vamos excelentemente bien y encaminados en lograr esos objetivos”, sostuvo el Secretario.
Tanto Rodríguez como Díaz aseguran que cuentan con un equipo maduro para manejar los $20 mil millones en fondos CDBG-DR.
“Cuando la Isla recibe los fondos para la reconstrucción, Puerto Rico era considerado como un recipiente nuevo, que no tenía experiencia manejando estos fondos. Hoy día somos un equipo de trabajo maduro que empezó de cero. Cuando yo comencé éramos tan solo 17 empleados y ahora somos sobre 300 y seguimos reclutando. Y ya no somos considerandos como un “slow spender”, que es un listado que hace el gobierno federal cuando evalúa las distintas jurisdicciones en el majeo de los fondos”, asevera Díaz.
No obstante, reconocen que ha habido retos significativos, por ejemplo, en el programa de vales para la compra de vivienda, aclarando, sin embargo, que ya se han otorgado sobre 1,500 vales, en tiempo récord.
“Ahora, el tema que todos conocemos que es del inventario de vivienda, que también nos ha tocado vivir post pandemia, y más allá del tema de la recuperación, como Secretario estamos trabajando para aumentar ese inventario. Hay otras situaciones, como el aumento de los intereses, el tema de ejecuciones que han limitado la oferta de vivienda en la isla y sin duda hemos trabajado con eso”.
Se han tomado acciones para ayudar a atender estas situaciones como aumentar los topes para los vales, y la contratación de más recursos para agilizar los procesos.
A pocos días de llegar los días “pico” de la temporada de huracanes, asegura el Secretario de la Vivienda está listo para enfrentar cualquier situación que se presente.
“Nos estamos preparando en muchas áreas, somos la agencia encargada en administrar los refugios a través de todo Puerto Rico, hemos aprendido de las experiencias previas y nos hemos estado preparándonos a base de esas experiencias,
Aún quedan muchos hogares con toldos azules en sus techos, situación que Rodríguez asegura se está trabajando con la prioridad que se merece.
“El tema de los toldos azules es un tema prioritario para mi, es un tema número uno de mi agenda poder atender el 100 por ciento de las personas que interesen participar del programa. Para eso hicimos un esfuerzo extraordinario con entidades sin fines de lucro para ir a la calle a identificar cada uno de los toldos azules en toda la isla, levantar los perfiles de cada una de estas personas y para una vez y por todas reconstruir estas viviendas. Esta no es una reparación sencilla de poner un techo que eventualmente otro huracán pudiera ponerlo en una posición de vulnerabilidad. Esto tiene un inicio en un tema que hemos discutido muchísimo que es la construcción informal. Por eso cada toldo azul va a conllevar, en su mayoría, una reconstrucción de la vivienda con unos estándares muy altos para lograr que las personas que fueron afectada por los huracanes Irma y María, a futuro, puedan estar en un hogar resiliente y que tanto huracanes como terremotos no afecten la calidad de vida de estas familias”, sostuvo el Secretario.
Y hablando del Tercer Sector, la Subsecretaria reconoció que las entidades sin fines de lucro han tenido un papel protagónico en el proceso de reconstrucción. “Cuando miramos los programas que hemos diseñado y lanzado, los podemos identificar en todos los sectores dentro de nuestro plan de acción. Desde desarrollo económico, el sector de la vivienda… las organizaciones sin fines de lucro han sido nuestro mejor aliado y también hemos tenido la oportunidad de sembrar esa semilla y asistirlos en lo que es entender y reconocer cómo se manejan los fondos federales con las regulaciones y restricciones que traen”, indicó la licenciada Díaz.
El Departamento de la Vivienda anunció hace unas semanas que sobrepasó el desembolso de $1,000 millones “y aunque tal vez no se pueda palpar específicamente porque son tantos programas en los que estamos invirtiendo, son más de $1,000 millones; son más de $6,000 millones que hemos obligado en contratos a lo largo y lo ancho de lo que es este programa CDBG-DR”, indica la Subsecretaria de Recuperación de Desastres.
“De 500 casas estamos en 5,700; de $100 millones ya sobrepasamos los $1,000 millones; de 40 casos del Programa de Asistencia Directa al Comprador, 2,300 familias ya cerraron la compra de su casa. Son números sumamente alentadores. Claro, esos números los queríamos ver en el 2017 pero no había acceso a los fondos, ahora los tenemos y estamos ejecutando. HUD ha reconocido que estamos gastando el dinero en tiempo, que lo estamos haciendo bien. Pero necesitamos que la gente cobre confianza, que cuando toquemos a su puerta estén confiados que va a haber un equipo que va a trabajar desde la A hasta la Z para lograr esa reconstrucción.