Los vuelcos de la vida, a veces inesperados, nunca fueron obstáculo para que Cristina I. Rivera Chinea, presidenta y fundadora de Lifestyle Designers Real Estate LLC, encontrara su nicho profesional y el espacio idóneo para llevar las riendas de su vida y su carrera a su manera.
Sin embargo, no faltaron los paralelos en su relato, y, mientras habló, tejió la historia de su trayecto en el campo de los bienes raíces con causalidades y casualidades que, finalmente, le permitieron crear el balance armonioso que tanto necesitaba para existir.
EN LA BÚSQUEDA DE SU ESPACIO PROFESIONAL
Si bien la carrera de los bienes raíces se presentó desde temprano en su vida, nunca la consideró como una opción laboral.
“Hicimos unas cuantas transacciones a nivel familiar en las cuales pude ver que se hacía dinero vendiendo propiedades, pero nunca le presté atención. Para mí, la carrera de corredora de bienes raíces vino mucho después, cuando cursaba mi maestría en Psicología Escolar”, acotó Rivera Chinea, quien abordó cómo, en ese momento, el boom del uso de medicamentos estimulantes del sistema nervioso central para medicar a los niños diagnosticados con déficit de atención e hiperactividad, le hizo reconsiderar su selección de carrera.
“Yo estaba en contra de eso”, afirmó categórica, recordando que, en este punto, se cuestionó si se iba en contra del sistema o se fijaba otro rumbo laboral. En ese momento, el destino la llevó a trabajar con los socios ingenieros Luis Muñiz y Eligio Zavala, de Muniz y Zavala, en proyectos de interés social.
“Ellos me contrataron de casualidad durante un verano para que cubriera a la secretaria porque se iba de maternidad. Ahí fue pude conocer la industria de proyectos nuevos y me fascinó”, sostuvo, para comentar que fueron ellos quienes la introdujeron a la Asociación de Constructores de Puerto Rico, invitándola a eventos y a reuniones de networking, lo que, posteriormente, dio paso a una colaboración directa e indirecta con la organización profesional que ha durado por años.
Cuando Didibelle Muñiz, hija del ingeniero Muñiz, decidió abrir su propia oficina y estaba en la búsqueda de una gerente de ventas fue, precisamente, Rivera Chinea quien ocupó la posición. De hecho, fue a instancias de Muñiz que Rivera Chinea obtuvo su licencia de corredora de bienes raíces en ese momento.
“Allí cerrábamos de 300 a 400 unidades de interés social anuales, en proyectos en Cidra, Cupey, Trujillo Alto y Bayamón”, recontó, pero, en ese momento, asuntos personales llevaron a renunciar y trasladarse a Estados Unidos, donde permaneció por varios meses.
A su regreso, se encontró en uno de esos momentos de la vida donde tuvo que decidir qué iba a hacer para subsistir. Una vez más, las vueltas de la vida la pusieron ante una nueva oportunidad en First Equity Mortgage (ahora FEMBi Mortgage).
No obstante, aunque los números siempre fueron una de sus pasiones, se dio cuenta de que la venta de los productos hipotecarios no llenaba su ideal profesional.
“En esa época, no estaba tan clara la política [hipotecaria] y a mí eso no me gustaba”, dijo, refiriéndose a regulaciones posteriores como las contenidas en la Ley de Protección Financiera del Consumidor del año 2010, que, como parte de la Ley Dodd-Frank, protegía a los consumidores contra algunas de las prácticas relacionadas con productos financieros, incluidas las hipotecas.
Así decidió, una vez más, seguir su intuición y, a pesar de las limitaciones económicas que enfrentaba, se lanzó a buscar otras oportunidades profesionales.
Como si lo hubiera decretado -ella lo describe como una coincidencia- y todavía en un momento incierto en su vida, Rivera Chinea coincidió con los ingenieros Federico Stubbe y Orlando Méndez, quienes, para ese entonces, estaban buscando una directora de ventas en el segmento de ultralujo para el complejo Dorado Beach. Así, se lanzó a la encomienda e inició labores en PRISA Group. Corría el año 2003.
En la reconocida empresa familiar fueron 16 años de mucho aprendizaje en los que se incursionó en un mundo fascinante dentro de las varias vertientes de los bienes raíces.
“[PRISA Group] es mi escuela. Fueron años donde crecí muchísimo, conocí a muchísimas personas y en los que, profesionalmente, progresé mucho, pero, a la misma vez, me agoté”, dijo pensativa, al hacer un rápido recorrido mental de esos tiempos.
“Quizás, por inmadurez, durante esos 16 años, hubo momentos en mi vida en los que me refugié en el trabajo… eso me hizo mucho daño después”, describió, al reconocer que no había logrado establecer un balance en su vida.
“No podía despegarme del trabajo durante los fines de semana o durante viajes personales. Tal vez tenía ese ownership con el trabajo, pero, a la vez, se me hizo sumamente difícil delegar en otras personas. Me drené por no saber establecer un balance”, aseveró para agregar que algunas personas no entendían la razón de su agotamiento.
En el 2017, luego del azote de los huracanes Irma y María, Rivera Chinea pudo ver, de primera mano, la calidad humana de sus jefes en PRISA Group y, a pesar de encontrarse nuevamente en una disyuntiva profesional, se dio cuenta de la calidad de personas que tenía a su alrededor en su ambiente de trabajo.
“Hay momentos en la vida que te enseñan quién es quién. Fue una experiencia bien interesante haber estado trabajando allí durante María y ver cómo ellos se esforzaban por ayudar a los clientes y empleados. Había otras cosas… no era todo negocio”, dijo con absoluto convencimiento. Fue esa actitud desprendida de los socios que la hicieron desistir de renunciar. De su parte, fue una muestra de respeto, admiración y lealtad.
“Fue bien bonito. Te tengo que decir que mi jefe confió en mí, pues sabía que podía irme por mi cuenta hacía mucho tiempo. [Allí] me vieron progresar y me remuneraban muy bien. Hasta cuando me fui me apoyaron. Ahora, como colegas también. Tengo con ellos una relación personal bien bella. Fue una gran experiencia”, afirmó.
Tomó un año para hacer otras cosas, incluyendo colaborar más de lleno con la Asociación de Constructores y hacer labor voluntaria en la organización Cáritas de Puerto Rico, entre otras tareas que no involucraban los bienes raíces.
Pero, cuando, en el 2020, se declaró la pandemia por COVID-19, se dio cuenta de que debía entablar un plan de acción profesional. De esa manera, hizo un aparte y se dedicó a diseñar su compañía -Lifestyle Designers Real Estate LLC-, los valores que la regirían y lo que quería a hacer.
“En junio 23 cumplo tres años y ha sido bien emocionante porque el mundo de las reventas es bien diferente al de los proyectos nuevos, y me entretienen los retos diarios. Disfruto buscar soluciones a los problemas, destacar las características y mercadeo adecuado de las propiedades que represento y ayudar a que los clientes encuentren el lugar que les ayude a tener un mejor estilo de vida. Lo más que me satisface es que mis valores van de la mano con los valores de mi negocio, es una libertad muy gratificante”, describió con un brillo especial en su mirada.
Sobre la dinámica de su compañía explicó que se basa en la colaboración. “He decidido que no quiero supervisar a nadie, pero sí colaboro con muchas personas, las cuales identifico que sean transparentes, claras, honestas y que tengan experiencia y empatía”, afirmó.
En cuanto a su relación con la Asociación de Constructores de Puerto Rico la describe como una estrecha, pues considera que es una organización que contribuye directamente con la calidad de vida del país.
“Es una asociación que tiene una membresía de personas que deciden, en cierta manera, el futuro y el estilo de vida de Puerto Rico.
Rivera Chinea también forma parte de la junta de directores de PYMES Financial Partners, una financiera que brinda soluciones de préstamos a negociantes locales, en conjunto con la banca comercial. “Es un compuesto de financiamiento que colabora directamente con los empresarios puertorriqueños”, enfatizó la corredora de bienes raíces.
EVOLUCIÓN, CAMBIOS Y RETOS DEL MERCADO
Al comentar sobre la situación actual en el mercado de los bienes raíces de Puerto Rico, Rivera Chinea señala que “lo que estamos viviendo es bien atípico por la escasez de inventario”, dijo. “Si me preguntas cómo llegamos aquí, yo entiendo que tiene mucho que ver con la pandemia y, obviamente, con las leyes de incentivo”, destacó, aludiendo al incremento de personas que vienen a la isla con el decreto de la Ley 22/60, que incentiva que inversionistas de Estados Unidos y otros países se relocalicen en Puerto Rico a cambio de unos beneficios fiscales, e incluso el regreso de expatriados que han decidido regresar para establecerse nuevamente en el país. Asimismo, mencionó que también puede haber sido un factor en la migración de los locales a comunidades tipo resort donde puedan disfrutar de otras experiencias.
Aunque Rivera Chinea reconoció que los mercados son cíclicos, estimó que siempre va a haber un cambio.
“Nunca va a ser igual que antes. Siempre va a haber una evolución, a detrimento o a mejoramiento, pero lo veo corrigiéndose”, opinó.
“A mí me gusta hablar de números, cuando tú ves que hace cinco años, en una propiedad en Dorado, el pie cuadrado se vendía en $350 y ahora mismo se está vendiendo en $1,500 tú sabes que hay algo mal, porque, aunque suene muy atractivo, hay unos aspectos en la economía que, obviamente, están llevando a que esto se tenga que corregir, porque no es sustentable”, agregó la profesional, recordando que elementos como la inflación, la guerra y la crisis de las criptomonedas, entre otros, también han incidido en el estado actual del mercado de bienes raíces en la isla.
De otro lado, al destacar que el aumento de las tasas de interés es una de las maneras con las que la Reserva Federal busca corregir el mercado, hizo hincapié en que los especialistas en bienes raíces que llevan mucho tiempo en la carrera han visto los incrementos en las tasas de interés en otras épocas, y que, actualmente, de un mercado de vendedores, se está dando un cambio nuevamente, que provoca que los compradores actúen con mayor cautela.
“Si los intereses suben mucho se encarece la inversión, por lo que se tiene que ajustar precio para que se corrija [el mercado]”, resaltó. No obstante, enfatizó que, aunque no le gusta “predecir” tendencias, no cree que en el mercado de lujo se observen cambios mayores debido a la gran demanda de propiedades en ese segmento. “Puede haber otros factores en el mercado que lo ajusten, pero yo no veo que se corrija muchísimo más”, sentenció.
APRENDER PARA CRECER
Con un deseo perenne de continuar conociendo y aprendiendo, Cristina Rivera Chinea ha visto sus experiencias personales y profesionales como una manera de crecer y madurar, comprendiendo siempre que la vida es muy vulnerable.
“Que tenemos que seguir, con mucha humildad, un camino de conocimiento de todas las personas que nos rodean y que se no mide el éxito con dinero”, dijo.
Evidentemente, sus estudios en psicología le han ayudado a entender a sus clientes y a buscar la manera de aportar a sus estilos de vida y a las comunidades a las que se integran.
“Pienso que eso es bien importante; crear y aportar a una comunidad que ayude al ambiente, y que tenga flexibilidad y movilidad”, señaló, al exhortar a las personas a que se involucren en diversas instancias para mejorar su calidad de vida y la de su comunidad, participando, por ejemplo, en las juntas de condómines.
Franca, siempre sonriente y muy clara de los aportes que puede hacer desde su lugar en la industria, se mostró agradecida.
“A mí me encanta lo que hago. Me [permite] conocer y compartir con personas diferentes todo el tiempo, y conocer diferentes culturas. Yo creo que esa es la mejor manera que tiene un ser humano adulto de crecer y abrir sus paradigmas”, finalizó diciendo.